lunes, 3 de mayo de 2010

INTRODUCCION

En el presente artículo se definirá el concepto y la formación de la autoestima en el niño y la niña y la relación directa que guarda con el buen trato durante el proceso de crianza.

EL BUEN TRATO




Define el trato como acción y efecto de tratar y, a su vez, tratar se define como comunicarse, relacionarse con un individuo en nuestro caso, con los niños. El buen trato se inicia desde que la pareja logra una gestación que ha deseado intensamente. Luego durante todo el proceso de la gestación, la vincu¬lación afectiva es creciente y motivada, entre otras vivencias, por la percepción de los movimientos fetales y el vehemente deseo para que el proceso de la gestación llegue a feliz término

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UNA FUNCIÓN FUNDAMENTAL


La alimentación materna en el sentido de que, fuera de las grandes bondades nutricionales que aporta al niño, fortalece, ¡y de qué manera!, el proceso de interacción afectiva madre-hijo. Tienen también particular importancia en este período el arrullo y las caricias que se le brindan al niño por parte de sus padres en estas edades tempranas y que se constituyen en elementos fundamentales para la confianza básica del niño, que lo lleven al crecimiento y maduración, gracias a los adultos significativos que lo rodean, lo aman y lo protegen. Este será el embrión inicial en la formación de la autoes¬tima en el niño.

¿Qué es la autoestima?

La autoestima se define como lo que cada persona siente por sí misma, su juicio general acerca de sí. Expresa una actitud de aprobación o desaprobación (alta o baja autoestima) e indica en qué medida el individuo se siente capaz, digno y exitoso. Es pues, un juicio personal que se expresa en actividades del individuo hacia sí mismo.

LA AUTOESTIMA


Que la autoestima actúa como el sistema inmunológico de la conciencia, dándole resistencia, fortaleza y capacidad de regeneración. Cuando la autoestima es baja, disminuye nuestra resistencia frente a las adver¬sidades de la vida. Es necesario aclarar que la autoestima posi¬tiva es algo totalmente diferente a las actitudes de engreimiento y arrogancia, que indican, en la mayoría de los casos, un gran nivel de inseguridad que acompaña usualmente a la autoestima baja. El estudio científico de la autoestima cobró fuerza desde el decenio del ochenta, cuando empezaron los trabajos científicos sobre el tema y se crearon institutos dedicados a su estudio y perfeccionamiento.

¿CÓMO NACE LA AUTOESTIMA?


Nadie llega al mundo con un sentido del valor propio. El recién nacido no es un producto acabado, depende de los demás para sobrevivir, necesita alimento, protección y amor y reconocimiento que se expresan normalmente mediante el contacto físico y las expresiones verbales. El niño nace sin sentido del yo, aquel núcleo limitado, coherente y lúcido de la personalidad, que sirve de barrera entre el ello, fuente de las pulsiones, y el mundo exterior. El desarrollo del amor propio se produce por la interacción entre el temperamento innato del niño y las fuerzas ambientales que reaccionan a este. La autovaloración se aprende en la familia.

LA GÉNESIS DE LA AUTOESTIMA TIENE LA SIGUIENTE SECUENCIA:

Autor reconocimiento: surge hacia los die¬ciocho meses de edad, cuando el niño es capaz de reconocer su propia imagen en el espejo
Autodefinición: aparece a los tres años de edad, cuando el niño es capaz de identificar las características que lo describen a sí mismo, inicialmente en términos externos y hacia los seis o siete años en términos psico-lógicos, introyectando ya el concepto del yo verdadero (quien es) y el yo ideal (quien le gustaría ser). Mientras mayor sea la diferen¬cia entre el yo verdadero y el yo ideal, más baja será la autoestima
Auto concepto: se desarrolla en la edad escolar, de los seis y los doce años. Es el sentido de sí mismo que recoge las ideas referentes al valor personal. Dentro de este contexto, la autoestima es el sentimiento, positivo o negativo, que acompaña al auto concepto.

CÓMO DESARROLLAR LA AUTOESTIMA


Mientras más alta es la autoestima, más inclina¬do se está a tratar con los demás con respeto y benevolencia, puesto que no se tiende a percibirlo como una amenaza: el respeto a sí mismo constituye la base del respeto a los demás. El refuerzo del amor propio de un niño requiere que los adultos lo reconozcan, respeten y acepten la constitución única de cada niño, sin que esto implique necesariamente la apro¬bación de todas las cualidades inherentes a este.

LA INCLUSIÓN DE LA AUTOESTIMA

La inclusión de la autoestima como una de las metas del desarrollo infantil se funda¬menta en el convencimiento de que el amor propio desempeña una función primordial en el desarrollo del niño. La motivación, el rendimiento escolar y deportivo, la calidad de las relaciones con los compañeros, la tolerancia a la frustración y el abuso de drogas y alcohol están necesariamente influidos por la manera como piensan los niños sobre sí mismos. La autoestima es un sentimiento que se expresa siempre con hechos.

ASPECTOS QUE CONTRIBUYEN NOTABLEMENTE AL DESARROLLO DE LA AUTOESTIMA:

Desarrollo de la responsabilidad: con el fin de obtener una saludable sensación de domi¬nio y compromiso, los niños deben recibir oportunidades para adoptar responsabilida¬des tanto en la escuela como en el hogar.
Oportunidad para elegir y tomar decisio¬nes: guardando la necesaria congruencia con el nivel de desarrollo y los intereses del niño, el adulto debe brindarle a este la oportuni¬dad para tomar decisiones
Retroalimentación positiva: animar a los ni¬ños a reforzar las conductas enriquecedoras constituye una fuente importante de energía y motivación que favorece el cultivo del amor propio. Cada palabra, expresión facial, gesto o acción por parte de los padres, profesores y adultos significativos, transmiten mensajes al niño sobre su valor

CARACTERÍSTICAS DE LOS PADRES Y GRADO DE AUTOESTIMA INFANTIL




En consonancia con los estudios de sobre los niños en edad escolar, se puede afirmar que los padres de los niños con una alta autoestima por lo general quieren y aceptan a sus hijos y son exigentes en cuanto al desempeño académico y la buena conducta, muestran respeto y permiten la expresión individual. Estos padres tienen a su vez una alta autoestima y llevan una vida satisfactoria y activa. Este tipo de padres también recibe estímulos por parte de sus hijos que los ani¬man a ser amorosos, firmes y democráticos.